SANTA CRUZ, HACE 50 AÑOS: “VIAJEROS Y VERANEANTES NO TIENEN DONDE DORMIR”, SEÑALA “EL CÓNDOR

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SANTA CRUZ, HACE 50 AÑOS: “VIAJEROS Y VERANEANTES NO TIENEN DONDE DORMIR”, SEÑALA  “EL CÓNDOR

– No obstante, en los últimos diez años la capacidad de hospedaje ha crecido en formas insospechadas, tras la creación del Museo de Colchagua, la puesta en marcha del proyecto “Tren del Vino” y el surgimiento del turismo de intereses especiales.

Hace exactamente 50 años atrás, un artículo del periódico “El Cóndor” de Santa Cruz en su página editorial manifestaba con no poca preocupación un hecho que había cambiado tan solo seis meses antes y que causaba complicadas situaciones a personas que –por razones de trabajo- debían llegar a esta ciudad.

En efecto, el día 18 de julio de 1959 la dirección del periódico haciéndose eco de personas y lectores que manifestaban también su preocupación, decide enarbolar una bandera pro campaña de convencimiento a alguna persona adinerada como las tantas de ese departamento y de la misma ciudad para que a alguien se le ocurra “instalar un hotel, quien a no dudarlo, haría buen negocio y llenaría a la vez, una necesidad social manifiesta, que la ciudad entera quedaría altamente agradecida y su nombre sería recordado y bendecido”.

La nota al respecto, concluía así: “Veremos si hay alguien con dinero y diga: “Manos a la obra”; nosotros –decía el artículo- solo lanzamos la idea, ya que se nos ha dicho por numerosas personas que hagamos propaganda en ese sentido, y por ello es que hacemos patente esta real preocupación”.

¿Qué había ocurrido realmente? ¿Un incendió destruyó el único o el mejor de los hoteles de Santa Cruz, por aquel entonces?

El mismo artículo señala: “Desde que se suprimió (sic) el Hotel Español, hacen como seis meses, los viajeros y especialmente los vendedores de las casas comerciales de Santiago y de otras ciudades, están careciendo de la falta de hoteles donde poder hospedarse, como lo hacían antes en el Hotel español, situado en lugar céntrico de esta ciudad, donde podían estar dos o más días con toda seguridad y muy bien atendidos, como sabía hacerlo su propietario don Antonio Requesens, durante más de veinte años, a quien los numerosos viajeros y vendedores echan de menos”.

Y luego el articulista se explayaba en lo que estaba ocurriendo cuando aquellos vendedores especialmente, al cabo de un tiempo retornaban a Santa cruz y se encontraban con que el dicho hotel no estaba funcionando; causando desazón y no pocos problemas, pues otras alternativas menores sus camas eran tomadas con antelación.

La respuesta que recibe un vendedor desesperado, siempre es: “No hay camas señor, están todas tomadas”.

Y ante las súplicas al dueño para que les de alojamiento, o –por último- les permita aunque sea para dormir sentados, es inútil.

El articulista viendo lo que está ocurriendo, vaticina: “Con esto que sucede, va a ocurrir que al darse cuenta la gente y los veraneantes que, aquí en la ciudad no hay donde alojar aunque sea una noche, no vendrán veraneantes, como antes ocurría, lo cual al fin es un perjuicio para la ciudad, ya que los pesos que debían quedar aquí, emigrarán a otras partes, y junto con eso, disminuye el movimiento comercial”.

Y acto seguido, continúa: “Tantas personas adineradas que tiene este departamento, incluso la ciudad misma y con espíritu comercial, podrías ocurrírsele el instalar un hotel …”.

AUGE HOTELERO
Desde hace menos de una década, esa realidad tan preocupante para el periódico “El Cóndor” que, entre paréntesis sigue en las alturas pese a su avanzada edad –bajo la dirección de don Aquiles De la Fuente- ya forma parte de una situación totalmente superada.

Debemos decir que hasta antes de la construcción del moderno Hotel Santa Cruz Plaza, al menos dos hoteles tenían como alternativa los vendedores y viajeros. Y a raíz del auge turístico producto de la puesta en marcha del Museo Colchagua y luego del proyecto del Tren del Vino, han ido surgiendo nueva infraestructura hotelera y/o de hospedaje, tanto en la ciudad de Santa Cruz como en sectores aledaños.

Diversas alternativas que hace 50 años eran impensables. Solo aspiraban a volver a tener un Hotel como aquel que regentaba don Antonio Requesens atendía tan solícitamente a sus huéspedes.

Según entendemos, la descendencia de este inmigrante español no siguió en el rubro, sino tomó otros caminos en el comercio, al menos en una exclusiva Tienda, como la Casa Reggo, en una de las calles principales de Santa Cruz. Es posible que hayan habido otras actividades desempeñadas por su descendencia, pero como solo pasábamos de entrada y salida no tenemos mayor información.

Decíamos que una vez puesto en marcha el Museo y el Tren del Vino, viene toda una corriente de turismo cultural e intereses especiales que naturalmente trae asociada la necesidad de pernoctar para conocer cada uno de los atractivos que no cesan de crearse, para que la estadía sea más prolongada; todo ello debidamente planificado.

Es así, como paulatinamente en estos últimos años surgen establecimientos de hospedaje. Hoy –por ahí y por acá- se cuentan al menos seis lugares que, si bien no tienen la magnitud en cuanto a capacidad del referente santacruzano, si compiten con excelencia en los servicios que brindan al más exigente turista.

Hotel Parador de la Viña, Hotel Gomero, Hotel Casa de Campo, Hotel D’Vid, Hotel Diego de Almeida Copiapó, y uno cuyo nombre no lo sabemos, pero que está ubicado en la calle Ismael Valdés entre la Av. Errázuriz y Echaurren (ex Régulo Valenzuela). Está también el complejo de Cabañas en las cercanías de Lolol, en la Viña del propio empresario Carlos Cardoen, donde ha creado un Observatorio, un Teleférico, por nombrar solo algunas de sus atractivos.

Y también, por parte de las Viñas, otro tipo de ofertas como la de Salones de Eventos para matrimonios y manifestaciones, como un complemento al negocio que genera el vino.

Y no dudamos que la oferta hotelera seguirá creciendo. De hecho se ha expandido a lugares como al interior de Marchigue, donde una familia italiana construyó instalaciones para hospedaje que recrea un ambiente señorial y confort con un estilo colonial muy particular, digno y dirigido para exclusivos turistas de Europa a quienes está dirigida su oferta.   

 

      


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